Universidad de Oxford, Centro de Observación Radcliffe y Instituto de Matemáticas
El plan director del Centro de observación Radcliffe creó un espacio para una nueva edificación universitaria como el Instituto de matemáticas Andrew Wiles –que puede albergar a 500 investigadores–, preservando a su vez el carácter relajado, los espacios abiertos y las limitaciones de altura del centro de la ciudad de Oxford.
Viñoly diseñó el plan director para el nuevo Centro de observación Radcliffe de la Universidad de Oxford, así como su primer edificio, el Instituto de matemáticas, que abrió sus puertas en 2013. El objetivo del plan director era crear un espacio para un nuevo edificio universitario, preservando a su vez el carácter relajado, los espacios abiertos y las limitaciones de altura del centro de la ciudad de Oxford. Como primera etapa del plan director, el nuevo edificio del Instituto de matemáticas consolida un departamento que se encontraba disperso en varias ubicaciones para darle un nuevo enfoque e identidad que equilibra la necesidad de privacidad de los investigadores con la creciente importancia de la colaboración interdisciplinaria.
El plan director de Viñoly es una cuadrícula tridimensional dispuesta por encima y debajo del nivel del suelo que integra lo académico, lo social y las infraestructuras. El programa completo de edificios se conecta bajo tierra por una biblioteca y una red de espacios flexibles y satisface tres necesidades: mejorar los recorridos visuales y mantener una escala apropiada, preservar o rehabilitar los edificios históricos y albergar numerosos departamentos académicos y administrativos.
Como primera etapa del plan director, el Instituto de matemáticas ofrece espacios de trabajo para 500 investigadores y personal auxiliar, así como espacios educativos para investigadores becarios, profesores y estudiantes universitarios. Se respetan los edificios históricos adyacentes mediante una disposición del volumen del edificio en retiro y conservando las vistas.
Dentro del edificio, las oficinas del profesorado cuentan con aislamiento acústico para acomodarse a los hábitos de trabajo de cada individuo. Sin embargo, el atrio, que es el núcleo social del edificio, es espacioso y luminoso gracias a una cubierta acristalada. Marcado por los espacios de reunión informal, el atrio se extiende casi a lo largo de todo el edificio para fomentar la colaboración mediante la conexión visual y los encuentros casuales entre profesores de todos los pisos. Una serie de puentes peatonales y escaleras proporcionan el espacio de circulación necesario y dan vida al espacio de varias plantas.
Bajo tierra, en el entrepiso, hay un conjunto de espacios de enseñanza. Las salas de conferencias, aulas y salas de seminarios se disponen alrededor de un amplio espacio abierto que sirve como área social y de estudio informal. La luz natural llega al entrepiso desde el atrio del nivel superior a través de dos estructuras huecas y transparentes, cuyas formas representan fórmulas matemáticas.
El edificio también establece un referente para futuros diseños sostenibles en el centro de observación Radcliffe; incorpora un centro energético para la zona que alberga un sistema combinado de calefacción y refrigeración conectado a más de 100 pilas energéticas y que puede ser ampliado. El proyecto utiliza ventilación natural en todas las oficinas del personal docente, auxiliada por la depuración nocturna y los sofitos de hormigón expuestos. La envolvente del edificio incorpora un sistema de sombreado automatizado para minimizar la ganancia solar, cubiertas verdes y un sistema de reciclaje de aguas pluviales/aguas grises.
Premiado con el South Region RIBA en 2014, este edificio innovador hace realidad, dentro de unas instalaciones de primera categoría, la idea de un solo entorno colaborativo diseñado para adaptarse al avance continuo de las matemáticas.